Germán Álvarez Beigbeder


Germán Álvarez Beigbeder es uno de los compositores más reconocidos y añorados en la Provincia de Cádiz y que nace en Jerez de la Frontera (Cádiz), el 16 de Diciembre de 1882 y fallece también en la misma ciudad, el 11 de Octubre de 1968.

Aunque su familia se dedica a la industria del famoso vino de la localidad, su padre y su tío ocuparon cargos en las corporaciones locales e impulsaron, sin demasiado éxito, la creación de una banda municipal alrededor de 1900.

Los primeros estudios musicales los realiza en la Real Academia de Música San Isidoro de Jerez en las especialidades de Solfeo y Piano bajo la tutela de Ángel Fernández Pacheco, discípulo a su vez de Emilio Arrieta en el Conservatorio de Madrid y a partir de 1903 recibe clases de Armonía y Composición de Camilo Perez Montllor, Director Músico Mayor de Infantería de Marina en San Fernando (Cádiz), quien le ayuda en la armonización de algunas obras, como la marcha procesional “Memoria Eterna” en 1907.

Simultanea estos estudios con los mercantiles, actividad a la que “le dedicó” su padre a partir de 1909, viajando a Madrid, Barcelona y al Norte de España, lo que le permitió saborear las largas temporadas de ópera en el Teatro Real y conocer “una buena escuela de piano y una gran parte de la bellísima escuela clásica de los siglos XVII y XVIII, por cuyos maestros guardo una veneración sagrada.”

En 1910 se traslada definitivamente a Madrid para dedicarse profesionalmente a la música. Amplía sus estudios de armonía, contrapunto, fuga y dirección con Bartolomé Pérez Casas, profesor del Conservatorio de Madrid, director de la Banda de Alabarderos, al que le unió una gran amistad, tal y como se desprende de su correspondencia.

En 1912 dirige la orquesta del Gran Teatro de Madrid y aspira a ser pensionado en Roma, pero un año más tarde oposita y gana una plaza de músico mayor de Infantería de Marina. En su primer destino en Alcazarquivir (Marruecos) coincide con el compositor Manuel Manrique de Lara y Berry, discípulo de Chapí y gran difusor de Wagner, además de estudioso del folklore judeo-español.

La influencia de Manrique de Lara fue decisiva en sus conocimientos musicales, en el arte de la composición y probablemente, también en su orientación estilística y estética. A este destino siguieron El Ferrol (1915), Larache (1918) y San Fernando (1922), donde permanece hasta su separación voluntaria del ejército en 1930.

En este último destino, se hace cargo de la Asociación de Cultura Musical, dando a conocer a grandes intérpretes de la época, como el cuarteto Calvet, José Cubiles, Ruiz Casaux, Juan Manén, y Leopoldo Querol, entre otros.

En 1926 es nombrado director del Conservatorio Alejandro Odero, y realiza una intensa labor impartiendo muy diversas disciplinas: Piano, Instrumentos de Arco, de Cuerda, de Viento y Metal, Canto, Guitarra, Armonía, Contrapunto, Fuga, Composición, Instrumentación, Canto Gregoriano y Aplicación Musical a la Liturgia Eclesiástica.

El centro recoge en sus actas una propuesta de Manuel de Falla, en la que se ofrece a crear e impartir la nueva disciplina de Técnica de Interpretación Musical. En diciembre de ese año se celebra un concierto homenaje a Falla, con presencia del compositor permaneciendo en el cargo de director hasta 1929, cuando se fusiona con la Real Academia Filarmónica de Santa Cecilia para formar el Conservatorio Oficial de Música y Declamación.

Entretanto, se hace eco de varios artículos en la prensa que exigen la creación de una Banda Municipal en Jerez y publica él mismo un escrito a favor de esta formación, a la que define como “elemento con el que dan los pueblos que la poseen una elevada nota de cultura y, con el desarrollo y afición por escucharla en los días de concierto, un mejoramiento de los sentimientos y las costumbres”.

También distingue la función de una banda municipal de las “charangas militares”, que “por razones especialísimas de estos conjuntos, ellas ni sirven, ni el pueblo las acepta como su banda.” Así, en el año 1929 el alcalde de Jerez le encarga la organización de una banda municipal que forma a partir de una Escuela Municipal de Música.

Tras dos pequeñas audiciones de alumnos (con obras de Chapí, Weber e incluso Wagner), el 9 de octubre de 1930, con motivo de la celebración de s. Dionisio, patrón de la ciudad, hace su presentación la nueva Banda Municipal en un concierto público con las obras: Santander de Rosillo, Der Freischutz de Weber, La Revoltosa de Chapí, Escenas Alsacianas  de Massenet y el Baile de Luis Alonso de Jiménez.

En el año 1938 el Ayuntamiento de Jerez acuerda la organización del Servicio de Instrucción Musical Complementaria y Canto en las escuelas públicas de primaria, nombrando como Director a Álvarez Beigbeder, que inicia así una nueva labor de difusión musical entre el alumnado de Primaria. A partir de 1940 el Servicio se amplía a los centros religiosos para constituir coros infantiles y da sus frutos en varios orfeones existentes en la ciudad, base de los conciertos sacros que se celebran.

Son éstos años de reconocimiento de su valía profesional, como lo atestigua el artículo que realiza el músico en el Diccionario de la Música Lábor, donde aparece en la nómina de Colaboradores como Compositor y Director por lo que durante este período recibe nombramientos honorarios, como el de Hijo Predilecto de Jerez, aprobado por unanimidad en la Permanente Municipal del Ayuntamiento de Jerez el 20 de mayo de 1948, “en vista de la hermosa labor realizada en el arte musical por el eximio músico”. Aunque la entrega del nombramiento, acto al que pensaba adherirse su gran amigo José Cubiles con un concierto, no llegó a materializarse hasta 1967.

A nivel nacional, en 1959 el Ministerio de Justicia le concede a sus hijos y descendientes la unión de apellidos Álvarez-Beigbeder, “por haber acreditado suficientemente que dichos apellidos han sido prestigiados en sus actividades artísticas, donde alcanzó gran relieve en sus creaciones musicales.” En 1963 recibió la Cruz del Mérito Naval, condecoración concedida en reconocimiento a los méritos contraídos con la Marina Española.

Probablemente “Cristo de la Expiración” sea su obra cumbre, o al menos la más sonada, ya que extraña es la Banda de Música que no la lleva incorporada en su repertorio siendo gran parte de sus obras dedicadas a imágenes y Hermandades de Jerez de la Frontera, aunque tiene otras también con dedicatoria al Cachorro de Triana, un Himno al Patrón de San Fernando o una marcha a la Patrona de Cádiz, la Virgen del Rosario Coronada, aunque en muchas partituras esta aparece con la nomenclatura de “Virgen de San Gil”, creyéndose que este título fue posteriormente puesto por su hijo, para darle una mayor difusión a la misma.

Publicar un comentario

0 Comentarios